Llevo varios años perdido en este mundo; depende mi estado de animo, hasta el mismo clima… pero les aseguro que lo que da ánimo y resulta reconfortante, es tomar una buena taza de café… ya sea al principio o al final del día, es difícil en estos días, con tanto marketing y transnacionales que venden café basura, hoy me encuentro en la hermosa capital de Oaxaca sentado frente a una mesita de un extraño local, con gente extraña pero con la familiaridad del olor y la promesa de tomar un buen café, sin duda y después de varios días por fin encontré algo que realmente promete, evocador sabor; recuerdos de mi increíble viaje por Tánger y hasta me atrevería decir que por un momento recordé el café de Yemen, no por su sabor ... más bien por su autenticidad, el lugar es amable, cálido… y acompañado del exquisito café deja un recuerdo de un lugar inolvidable, único en Oaxaca, escondido en una calle detenida por el tiempo puedo decir que es el mejor café que hasta este momento, en esta bella ciudad haya probado… de repente la gente se vuelve familiar y por un momento estas en casa, entre amigos., me llevo el buen recuerdo y la promesa de regresar solo a tomar café y disfrutar del ambiente peculiar de Oaxaca , que conjugados, expresan un viaje fuera de esta cotidiana realidad, un viaje pachequsimo comparado con Darjeeling, y que me recuerda aquella frase:
“Esta bebida de
Satanás es tan deliciosa, que sería una
lástima dejar a los infieles la exclusiva de
su uso. Vamos a chasquear a Satanás
bautizándola y así haremos de ella una
bebida auténticamente cristiana”
al final el café sirve par recordar y definitivamente el café de este lugar me lo ah permitido, si vienes por estos lugares tomate un café e intenta recordar te aseguro que el sabor, el lugar lo harán por ti.
Oaxaca, Oax, 04 de Agosto 2013